¿Cómo se llama?
Actualidad.
Jimin vio a su hija entrar a su habitación con emoción, después de haber llamado a su puerta y dejarla pasar.
Iba en su pijama rosada de seda, una que tenía a juego con su padre, aunque la suya era de color azul claro. Su color favorito de años atrás.
—¡Papá! —gritó la adolescente, dejándose caer boca abajo en la cama del mayor. Acurrucándose a su lado.
—¡Hija! —copió su tono chillón con una sonrisa. Girando su cuerpo para verla a la cara.
Ella tenía sus ojos entrecerrados y negaba con la cabeza. Jimin colocó un mechón de cabello detrás de la oreja de la menor.
—Tengo qué decirte algo, y creo que te gustará —aplaudió con emoción.
Jimin sonrió con el ceño fruncido. La duda se veía en su cara.
—¿Sí?
Ella asintió.
—¿Recuerdas a Jongsuk?
Jimin rió rodando los ojos. ¿Que si recordaba a Jongsuk? Es difícil olvidarlo cuando tu única hija se la pasa hablando de él casi en todo el día.
Jongsuk, el novio de su pequeña, llevaban pocos meses juntos pero la veía completamente feliz desde que comenzaban a salir.
—Sí, creo que lo recuerdo un poco —ironizó—. ¿Qué ocurre con él, Jarin?
—Su papá quiere que vaya a su casa. Quiere que me presente como su novia frente a él. ¿No es lindo? —sonrió hasta llegar a sus mejillas.
Jimin asintió con la misma sonrisa. Recordaba cuando le pasó eso, una sensación de nervios y emoción. Quería que ese día llegara y a la vez no.
—Me alegra saberlo, amor —besó su frente—. Parece que van bien las cosas entre tu novio y tú.
Jimin era esa clase de padre que le daba la libertad a su hija de decirle lo que quiera, sin presionarla a dar información de más, o que le resultara incómoda.
Lo que sabía de él sólo era su edad, igual a la de su hija. Diecinueve años. La carrera que estudiaba, y que tan cerca vivía de su casa.
Lo había visto de vez en cuando, cada vez que visitaba a su hija y después salían. Nunca fueron presentados formalmente.
—¡Van increíble! De verdad creo que estoy enamorada de él, papá.
El rizado torció una sonrisa. Uno de sus miedos como padre, era que a su pequeña le rompieran el corazón, como lo hicieron con él hace unos años atrás.
—Es... lindo eso, amor —le costaba admitir que eran caminos que ella debería recorrer.
Jarin jugó con su cabello. Llamando la atención de su padre. Estaba nerviosa.
—Y...
—Y... —Jimin la ayudó a continuar.
—Pensé que como yo conoceré a su papá, también puedes conocerlo tú. El viernes, una comida los tres. Y el fin de semana una los cuatro juntos, ¿qué te parece?
Jimin asintió, tomando sus mejillas. Besando cada una.
—Es perfecto. Si tú te sientes cómoda y lista para eso, yo te apoyaré, amor. También me tendrá más tranquilo saber un poco más de Jongsuk.
La menor asintió con suma felicidad en su rostro. Amaba a su padre con todo el corazón. Nunca era malo con ella, sólo cuando era necesario. Trataba de brindarle la confianza debida y sus libertades.
Eran los mejores amigos.
✧✦✧
Jarin llegó a casa, devuelta de la comida con el padre de su novio.
Jimin lo supo al reconocer el sonido del motor del auto Jongsuk. Y la voz de la rizada, en la parte de abajo. Anunciando su llegada.
Al parecer todo fue bien, excelente en palabras de la menor.
El padre de Jongsuk fue alguien amable y divertido. Atento con ella aunque a veces la veía demasiado, fijándose en su detalles, disculpándose por ello, diciendo que le recordaba a alguien que hace mucho tiempo no veía. Jarin no le tomó importancia, le pasaba lo mismo con otras personas.
✧✦✧
Comían en la mesa. Jimin, Jarin y Jongsuk. Jimin hacía preguntas comunes y que de verdad le interesaban.
—Cuéntame de tus padres, Jongsuk. Creo que debo conocerlos. Tienes algo que me es familiar.
Sabía qué era ese algo. Sin embargo, no sabía de quién o dónde. Esos azules fuertes y vivaces.
Jongsuk sonrió, recordando que fue más o menos la misma pregunta que su papá le hizo a Jarin.
—Mi papá es dueño de una agencia de manegement. Siempre quiso hacerlo, desde joven. Le gusta darles la libertad que merecen a sus clientes. Siempre ha vivido aquí, o eso es lo que me dice, pero no sale mucho. Prefiere estar en casa o en su trabajo, o con mis tíos —Jimin le sonrió—. Y bueno... de mamá no tengo recuerdos. Mis papás se divorciaron cuando era pequeño y terminaron en malos acuerdos, entonces no la veo.
—Lo siento, cariño —dijo Jimin—. No debía preguntarte eso.
Jongsuk sonrió.
—No se preocupe, está bien. Es un tema que no me afecta, papá se ha encargado de que no me haga falta nada. Ni siquiera la figura de una madre. Su amor lo duplica y así no siento la ausencia de ella.
—Creo que es algo muy lindo de su parte. Es un buen padre y al parecer se preocupa mucho por ti.
—Soy el único, entonces sí —rió—. Papá siempre está pendiente mío.
—Eso habla bien de él —Jimin dijo al final.
✧✦✧
El fin de semana llegó. Jimin estaba en la cocina, preparando su platillo estrella para reuniones especiales. Pansotti alla genovese.
Jarin lo ayudaba. No paraba de hablar y hablar. Señal de su nerviosismo. Jimin trataba de tranquilizarla, haciéndole más plática y pidiéndole que lo ayudara en más de lo que tenía pensado.
Jarin preparaba una jarra de limonada, Jimin se encargaba de la parte final de su pasta. Había guardado más silencio, sabía que su hija se tranquilizaba.
No quería ponerla de igual modo, pero necesitaba hacerle una importante pregunta. No quería arruinar nada para su pequeña ese día, menos frente al padre del novio de ella.
—Jarin, amor —la llamó con cuidado, obteniendo la atención de la ojiverde.
—¿Qué pasa? ¿Me veo mal? ¿Me despeiné? —preguntó nerviosa causando una risa en su padre.
—No, tranquila. Estás hermosa —besó su sien—. Es sólo una pregunta referente al papá de Jongsuk.
Jarin suspiró con alivio.
—¿Cuál?
—¿Cómo debo referirme a él? —preguntó con un puchero—. ¿Señor papá de Jongsuk?
Jarin soltó una risa, dándole un mínimo golpe en su antebrazo.
—¡Papá, ni se te ocurra! —dijo entre risas.
—¿Entonces? —calmó su risa, queriéndole dar seriedad al asunto.
Jarin agregó un poco de azúcar dentro de la jarra, removiéndola.
—Jungkook —respondió simple—. Háblale de tú. Tienen la misma edad.
Jimin negó. Parpadeó seguidas veces y carraspeó un poco su garganta. Era un nombre muy común en Seúl, lo escuchaba seguido y siempre era la misma reacción.
—Jungsok —intentó bromear, ahora con careza de humor.
—¡Jungkook! —alzó la voz ella, después negó—. Mejor no, estoy segura que le dirás Jungsok en algún punto porque eres así de distraído.
—¿Y cómo lo llamo, amor?
—Señor Jeon, es más fácil para ti —respondió indiferente.
Jimin se inmutó. Estático. Su corazón paró y su respiración se entrecortó.
Jeon... Jungkook.
Todo empezaba a tener sentido.
Él notando la familiaridad en el color de ojos de Jongsuk.
Jarin siendo reconocida por Jungkook, como si conociera a alguien de su familia.
Vaya que lo conocía bien.
Mil cosas comenzaron a rondar en su cabeza. ¿Cómo se vería después de tantos años? ¿Por qué se divorció?
O la más importante.
¿Cómo trataría a Jungkook después de tantos años sin verlo? ¿Cómo? Después de ese mal final que tuvieron y que Jimin aún no superaba.
Papá...
La voz lejana de Jarin lo hizo volver en sí. Sacudió su cabeza y tragó con fuerza. Simuló una sonrisa.
—¿Eh?
—¿Qué ocurre? ¿Por qué te fuiste de este mundo por unos segundos? ¿También estás nervioso por conocerlo?
Rascó su nuca, y agachó su mirada.
¿Lo estaba o sólo fue la sorpresa de la noticia?
Terminó asintiendo con dificultad. Removiendo su pasta, con la mirada perdida.
—Sí, estoy un poco nervioso... —murmuró.
—Es un señor muy lindo. En serio. Creo que se llevarían bien. Supe que sería así porque te van las personas con esa personalidad que él tiene.
Jimin tragó con más fuerza. Ella no mentía. Jungkook siempre sería su tipo, todo él. Claro que se podía llevar bien con él, así fue en un inicio.
—Tal vez. No lo sé...
No sabía qué hacer. Qué decir, ni cómo actuar.
Después de veintiún años volvería a verlo. Después de todo lo tendría al frente suyo, obligados a hablar y convivir.
Y por el bien de sus hijos, fingir que no lo conoce. Aunque... siempre es difícil cuando hay una historia inconclusa de por medio, como lo fue su historia con Jungkook.
«Tranquilo. Nada pasó entre Jungkook y tú.»
«No se conocen.»
«Seguramente no te recuerda.»
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